Sobre mí

fran cisneros
A lo largo de dieciocho años como profesional, han sido numerosos los trabajos que he podido desarrollar y disfrutar. Todos tienen el mismo denominador común: la Naturaleza como fuente de inspiración. Y en este sentido, las vivencias de mi infancia han sido las que más me han marcado. Los largos periodos que pasé internado en colegios contrastaban con las ansiadas vacaciones en Chilluévar (Jaén), lugar donde nací. Rodeado de sus gentes, de amigos, de campo, de olivares y pinares, impregnado de paisaje, mi mirada se fue perfilando de contrastes y naturaleza, de la capacidad de encontrar belleza en las dificultades y en los lugares más inesperados.

Mi trabajo actual también es el resultado de un aprendizaje académico especializado en grados y posgrados de Ciencias Ambientales y Paisajismo, de la experiencia adquirida en distintos trabajos de jardinería para diferentes empresas y, sobre todo, de escuchar y observar la relación del hombre con la propia naturaleza en varios países. Desde Bolivia, donde pasé varios meses estudiando el caimán yacaré, hasta Pekín, donde viajé como enviado de la Junta de Extremadura para dirigir un proyecto de repoblación para el desierto del Gobi, pasando por algunos trabajos de repoblación que realicé para la Confederación Hidrográfica del Tajo en Cáceres.

Este trasfondo, aparentemente más técnico y alejado de mi vertiente más artística, no obstante, me descubrió la importancia de la gestión en los intereses del hombre como elemento fundamental para crear una conservación de la naturaleza coherente y acertada. Estos cimientos técnicos, junto con mis propias vivencias personales, fundamentan mi filosofía creativa, y permean todo mi recorrido profesional, que, como puede verse en este dossier, abarca desde el diseño integral de jardines públicos y privados hasta el diseño de eventos en muy distintos espacios, siempre con el arte y la naturaleza como fuente de inspiración y el espacio como materia creativa.

fran cisneros
fran cisneros
De lo perdurable a lo efímero, de lo grande a lo pequeño, cuando creo, uso mi propio lenguaje, basado en un diálogo constante entre los elementos naturales y la creación contemporánea, de los que extraigo ambientaciones especialmente fluidas y orgánicas. En cada proyecto en el que me embarco el objetivo último es captar cada instante de la vida de ese espacio intervenido y de las personas que lo habitarán; reflejar el paso del tiempo y, en definitiva, transmitir emociones. Con cada paso de mi alma voy construyendo composiciones sacadas de la naturaleza y conceptualizadas y contadas a través de mi propio mundo onírico, cargado de simbolismo. Y siempre recurro a la mirada perdida de aquel niño que apoyaba los codos sobre el pretil del enorme ventanal del internado y que, con la cabeza en sus pequeñas manos, recorría cada centímetro del patio, un erial de cemento, y era capaz de ver grandes espacios abiertos de campo y de paisajes allí donde no había vida.