El paisajismo sensorial es una especialidad dentro del diseño del paisaje que aborda la intervención del espacio desde una perspectiva holística, integrando elementos capaces de activar y estimular los cinco sentidos del ser humano. Este enfoque busca no solo una composición estética, sino una experiencia inmersiva que genere vínculos emocionales con el entorno natural.

¿Qué es el paisajismo sensorial?

A diferencia del paisajismo convencional, que prioriza principalmente la percepción visual, el paisajismo sensorial incorpora variables como el sonido, el aroma, las texturas e incluso el gusto como recursos proyectuales. Su aplicación es especialmente relevante en jardines terapéuticos, espacios inclusivos, residencias privadas y áreas de descanso, donde se busca promover el bienestar físico y mental a través del contacto directo con la naturaleza.

Cómo estimular los cinco sentidos mediante el paisajismo sensorial

1. Vista: jerarquía, color y perspectiva

El sentido visual sigue siendo fundamental. La correcta selección de especies vegetales con floraciones escalonadas, contrastes cromáticos y diversidad estructural permite construir escenas que evolucionan a lo largo del año. La inclusión de elementos verticales, puntos focales y ejes visuales refuerza la narrativa del espacio. Además, la planificación lumínica mediante sistemas de iluminación cálida realza el jardín en horario nocturno sin alterar la biodiversidad.

2. Olfato: fragancias vegetales

El uso de especies aromáticas desempeña un papel esencial en el paisajismo sensorial. Plantas como el jazmín, la lavanda, el tomillo o la salvia no solo enriquecen el diseño desde un punto de vista botánico, sino que también activan memorias olfativas asociadas al confort. Su ubicación debe planificarse estratégicamente en accesos, recorridos o zonas de estancia para maximizar su efecto.

3. Oído: paisajes sonoros naturales

El diseño del paisaje debe contemplar la dimensión acústica del jardín. Elementos como el agua en movimiento, fuentes, riachuelos o estanques generan un sonido constante que mitiga el ruido urbano y aporta calma. Asimismo, se pueden introducir especies vegetales que atraigan fauna sonora (aves, insectos) o que generen movimiento y sonido con el viento, como las gramíneas ornamentales.

4. Tacto: textura vegetal y mineral

Las sensaciones táctiles provienen tanto de la vegetación como de los materiales constructivos. Las hojas aterciopeladas, las cortezas rugosas o los pétalos suaves deben coexistir con suelos que inviten a caminar descalzo o bancos de materiales naturales. Este enfoque enriquece la experiencia del usuario y favorece la exploración del espacio.

5. Gusto: especies comestibles

En determinados contextos, el paisajismo sensorial incluye especies comestibles que permiten activar el gusto. Aromáticas como el romero o el orégano, o frutales pequeños, pueden integrarse en parterres comestibles, promoviendo la autosuficiencia alimentaria y la conexión directa con los ciclos naturales.

El paisajismo sensorial exige una visión interdisciplinar y profunda del espacio exterior. Su implementación requiere conocimiento técnico en botánica, ecología, diseño y ergonomía sensorial. Para lograr una ejecución rigurosa, es recomendable contar con especialistas del sector.

En Fran Cisneros Estudio, diseñamos proyectos de paisajismo sensorial donde la vegetación se convierte en lenguaje, aportando valor emocional, funcionalidad y sostenibilidad al espacio construido. Propuestas como «Tierra y Arquitectura» en Casa Decor 2025 son un reflejo de nuestro compromiso con un diseño que conecta a las personas con la naturaleza a través de todos sus sentidos.